MADRID CHAMARTÍN

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MADRID CHAMARTÍN

 

En este blog de Madrid Tourist Guides les contaré que cuando me mudé al Barrio Hispanoamerica en el distrito de Madrid Chamartín, hace ‘’la tira de años”, no tenía idea que éste era el distrito de los mejores bares y restaurantes. Tampoco que aquí estaba el estadio de un mundialmente famoso equipo de fútbol. Y mucho menos me sonaban los nombres de sus más ilustres vecinos : Di Stéfano, Gento, Clifford Luyk, Miguel Ríos, Juan Gyenes, Dámaso Alonso, Ramón Menéndez Pidal, Rafael Sánchez Ferlosio, Francisco Umbral, Antonio Herrero, por citar sólo a algunos. Con Manuel Alexandre me crucé varias veces paseando por la calle Félix Boix pero recién supe quién era ese sonriente caballero cuando lo vi actuar en películas de Berlanga.

Me senté en la mesa que don Alfredo Di Stéfano tenía reservada perennemente en un restaurante de la calle Doctor Fleming. Fue una larga e inolvidable hora. De una mañana en que guiaba a un cliente mexicano por las huellas perdidas de la Costa Fleming. El cliente reconoció a Di Stéfano, se acercó a su mesa y le pidió cortésmente sacarse una foto con él. Adivinen quien hizo de fotógrafa. Y, como he contado, me tocó asistir a una lección magistral de fútbol de 1 hora, impartida por don Alfredo y mi cliente, el cual se reveló, a lo largo de la charla, como una enciclopedia ambulante del deporte del balón !

También hace la ‘’tira de años’’, empecé a extraviarme diariamente por Madrid Chamartín. Paseos por algunas calles de mi barrio de nombres entrañables que parecían susurrarme que todo saldría bien : Bendición de Campos, Abedul, Saxífraga, Azulinas, Cipreses, Lilas…Incluso, traducidas al ruso ( aún no hablaba español ) sonaban bonito. Sobretodo, comparadas con nombres de calles de mi Jabarovsk natal : Karl Marx, Dzergiensky, Leningradkaya, Sheronova, Voronezheskaya, Vüborogskaya.

Calles de Chamartin

Gracias a los nombres de otras calles de mi barrio inicié mi aprendizaje sobre personajes célebres. Me conmovió la inmensa labor humanitaria del Padre Damián, cuidando a los leprosos de la Isla Molokai. Descubrí la importancia que los Códices Matritenses de Fray Bernardino de Sahagún tienen en la historia de la Nueva España. Mis indagaciones sobre Juan Ramón Jiménez me introdujeron en la poesía española. Fue un entrañable ingreso que continuó con León Felipe y Blas de Otero, tras 6 meses de clases intensivas de castellano. Recuerdo que lamenté que la calle de don Juan Ramón se cruzara con la del alcalde Alberto Alcocer. Aunque, bien pensado, ese cruce reflejaba adecuadamente ‘’El Espíritu de la Transición’’.  Averiguar el origen de la calle López Pozas me condujo primero al despiadado fusilamiento del teniente general que le da su nombre y a los abyectos asesinatos de Paracuellos del Jarama. Y de ahí, fui a parar a la Segunda Guerra Civil Española con cuyo estudio continúo hasta ahora.

La Guerra Civil, promovida por políticos que sembraron la división y el odio en vez de practicar la acción política en el sentido que predicaba Cicerón (…” defender la seguridad de mis conciudadanos y procurar la paz a los demás, aun a riesgo de mi propia vida’’), me ensombrecía el ánimo. Afortunadamente, tenía la curación al alcance de mi mano : Un paseo por las calles Azulinas, Cipreses, Lilas y las demás !

Sólo una duda no he conseguido despejar, al cabo de tantos años. ¿ Quién fue Apolonio Morales ? ¿ Un ingeniero masón de Camagüey, quizás ? No es una calle menor. En ella se ubica el Consulado de Venezuela y termina muy cerca de la Embajada de Cuba. También hay un Restaurante que goza de una fiel clientela. Y un prestigioso Estudio de Danza. En el número 2, una puerta lateral del enorme colegio concertado de La Consolación. O sea…

…que no me ha sido posible averiguar los antecedentes de don Apolonio, probablemente muy ilustres, pero cubiertos por un espeso manto de misterio. Al menos para servidora, guía turística oficial.

No supe de ningún vecino que tuviera ancestros nacidos en Chamartín. Natural. Me informé en el portal de Fuenterreboyo que la zona donde vivo era en el siglo XX un descampado al norte de Madrid. Alrededor de 60 años atrás, crecieron como hongos los edificios que componen actualmente mi barrio. El precio de los pisos no estaba al alcance de familias de escasos recursos, más bien, todo lo contrario. Así fue como las mansiones de don Ramón Menéndez Pidal y don Dámaso Alonso fueron cercados lentamente pero sin pausa por inmuebles de 10 pisos o más altos, adquiridos por ‘’nueva-gente-bien’’, que hablaba con el mismo ‘’acento pijo’’ de los viandantes de la calle Serrano.

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Aprovechaba de observar a las personas durante mis paseos de descubrimiento. Les gustaba tomar desayuno en cafeterías. Qué raro, pensaba yo. Me sorprendía la cantidad de restaurantes. Llenos, a todas las horas. A las 4 de la tarde seguían completos. Los comensales fumaban puros mientras acababan sus generosas copas de whisky. ¿ De que hablarán ? De negocios, me dijeron. Después volverán al trabajo, probablemente con algún acuerdo cerrado.

Por las noches, de nuevo se llenaban bares y restaurantes, aunque de un público diferente. Parejas, familias, grupos de amigos.

Indudablemente, la gente de mi barrio sabía disfrutar de la vida. Alguien me contó que la mayoría de los propietarios habían comprado su piso entre los años 1970 y 1980, cuando el interés de las hipotecas fluctuaba entre un 16 y un 20%. A simple vista, a ninguno de los habitantes de Chamartín parecía amargarles tal detalle.

Y a un sitio así había venido a caer. Fue en esa época que comprendí el significado del dicho ‘’A vivir, que son 2 días.” Parecía que éste era el eslogan preferido de los chamartinenses.

Un par de años después, ya estaba plenamente introducida en el ambiente de mi barrio. Había aprendido el nombre de los propietarios de los comercios y trabado relaciones con las mamás de la vecindad que tenían retoños de la misma edad que los míos. Había dejado de ser una mera observadora del devenir de la gente, sino que me había integrado a su ritmo de vida. ( De todos modos,  seguía sin asimilar la costumbre de desayunar en una cafetería ).

Aproximadamente en la misma época, sobrepasé los lindes de la frontera de mi barrio. Me habían hablado de una iglesia que parecía un sombrero mexicano y que estaba frente a un Parque, de nombre Berlín.  Era la Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, una maravilla arquitectónica. En frente, el Parque Berlín. Era un ambiente muy distinto al de mi barrio. Decidí explorarlo. Caminé por la prolongación de la avenida Concha Espina, llamada Ramón y Cajal. Me prometí averiguar, apenas volviese a casa, quiénes fueron tales, sin duda, importantes personajes. Parecía que había entrado a otra ciudad. Chalecitos a ambos lados de la vía. Más chalecitos por las calles adyacentes. Por fin tenía más nombres agradables que agregar a mi lista. ‘’Clavileño’’, ‘’Flecha’’, ‘’Pinarillo’’, ‘’Campanilla’’, ‘’Peñalara’’, ‘’Plaza de la Justicia’’…

Así fue como entré en el Barrio de Prosperidad, la ‘’Prospe’’, el más antiguo del Distrito de Chamartín. Lamenté no haberlo conocido antes porque me encantaron sus tranquilas callejuelas, carentes de los altos apartamentos de ladrillo visto que proliferaban en mi barrio.

Prosperidad, lindo nombre para un barrio.

Qué lástima que estuviese a media hora de distancia de mi apartamento.

Pero gracias a este descubrimiento, averigüé que el origen de Prosperidad se remontaba a mediados del siglo XIX.

Y que su más ilustre vecino fue don Rafael Sánchez Ferlosio.

Creo que ‘’El Jarama’’ fue mi mejor clase para conocer las costumbres de la juventud dominguera madrileña durante los años más difíciles de la época franquista.

Me sorprendió leer después que el más ilustre vecino de Prosperidad abominaba de su obra literaria más famosa. Triste final. Muy bien escrita.

Otro ilustre vecino de la ‘’Prospe’’ : Gabriel Celaya.

Recuerdo bien esa mañana en que ocupé un banco del Parque Berlín con un libro de sus poemas en las manos.

Poemas sociales, surrealistas, complejos, me habían dicho.

La tierna autocrítica de una de sus escasas sencillas rimas, ‘’A veces me figuro que estoy enamorado’’ me arrancó una sonrisa.

Chamartín Hoy.

No conozco barrio madrileño que ofrezca tanta variedad como Chamartín.

En el eje del Estadio del Real Madrid, Padre Damián, Alberto Alcocer y la Castellana abundan buenos restaurantes y bares que satisfacen las necesidades gastronómicas de un público con tarjetas de plástico de óptima cobertura.

Repartidos por Prosperidad, en torno al Auditorio Nacional de Música y la calle López de Hoyos ( uno de los primeros seguidores de Erasmo de Rotterdam en España,  profesor de Cervantes y testigo de significativos acontecimientos durante Carlos I y Felipe II ) se encuentran cafeterías, bares y restaurantes, más modestos que sus primos ricos del eje anterior, pero totalmente capacitados para complacer al estómago de los parroquianos más exigentes.

O sea, digo de nuevo, como decía Francisco Umbral

Si tienes ganas de pasear por un barrio obrero que ahora es de ricos, deja que tus pasos se pierdan por el Viso.

Si, por el contrario, te atrae deambular por barrios otrora acomodados que exhiben una apacible decadencia, camina entre las calles Primera y Undécima. ¿ Un descansito ? Páusate con un ‘’aire del sur’’ en la Casa de Córdoba ( cierra los lunes ).

El pequeño comercio de Chamartín cubre cualquier demanda. Así como me extraña que la gente desayune en cafeterías, me asombra que sigan en pie las peluquerías de toda la vida.      ¡ Una cada 50 metros ( o menos) ! Montón de Farmacias de amplio horario. Supermercados, “a punta de pala” ( uno en mi mismo edificio ). Papelerías que venden libros y utensilios escolares a excelentes precios ( y si falta algo, lo encargas y te lo entregan al día siguiente ). Algunos pocos vestigios del siglo pasado como Mercerías, Perfumerías y Jugueterías, cuyos encargados de bravío espíritu se niegan a claudicar ante Amazon. Igual que los diligentes y voluntariosos dueños de los 2 últimos quioscos de revistas y periódicos.

¿ Oferta Cultural ? Suficiente. Algunos ejemplos : la programación del Auditorio Nacional de Música. La Fundación Canal celebra atrayentes exposiciones y conciertos de música de cámara. Antes o después del acto que hayas elegido, atrévete a recorrer tranquilamente el Parque Cuarto Depósito. Verás familias con niños pequeños disputarse soterradamente espacios verdes con los dueños de perros que llevan ahí a sus animales a retozar. Los fines de semana se suman a la pacífica lucha chavales que han quedado para jugar al fútbol. La sangre no llega al río. No lo permitirían los vigilantes. Y, además, hay sitio para todos.  En la época estival, tenemos el cine de verano del Centro Nicolás Salmerón en Prosperidad, ‘’cuentacuentos’’ en el Parque Berlín, conciertos de jazz en el Parque San Fernando, y de música clásica en la Fundación Olivar de Castillejo .

Hace 3 años la familia se incrementó con Snoopy, mi perro Beagle. Es mi compañero de paseos. He escrito este blog ‘’de corrido’’, pero toca terminarlo ‘’ya mismo’’. Snoopy me está avisando con persistentes toques de su cola en la puerta de la habitación que es la hora de salir a pasear. Hoy iremos por Fray Bernardino Sahagún hasta Paseo de la Habana, donde, curiosa coincidencia, se halla la Embajada de Cuba. Entraremos por Francisco Suárez  ( teólogo y filósofo que inspiró a Schopenhauer y Heidegger, entre otros )  hasta Abedul que tiene forma de ‘’U’’. Seguiremos por Bendición de Campos, cruzaremos López Pozas y pararemos en un parquecito cercano donde Snoopy compartirá juegos con sus colegas del género canino. Aprovecharé de charlar con amigas de antiguo que, como yo, traían a sus bebés al mismo parque y, ahora que los niños han crecido, nos reunimos para pasar el rato mientras vemos a nuestros perros saltar y corretear de un lado a otro.

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Irina in Chamartin, Blog of Madrid Tourist Guides

Irina Karasenko, Madrid Tourist Guides. Febrero 2021

 

 

 

 

2 Comments
  • Guillermo M
    Posted at 16:23h, 11 junio Responder

    Apolonio Morales fue el abuelo de mi abuelo Miguel Císter Morales. Era una persona dedicada a la promoción y gestión inmobiliaria, en la época, por el barrio de Chamberí y alrededores y, como consecuencia de ello, se le dedicó una calle.

  • Irina Karasenko
    Posted at 08:40h, 12 junio Responder

    Muchas gracias Don Guillermo por su gentil aclaración, le agradezco mucho su coloboración.

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