04 Feb NUEVOS PASEOS POR MADRID
Es probable que un viajero que llega a la capital de España no se haga las mismas preguntas que un turista recién aterrizado sobre que hacer en Madrid.
El turista se unirá, probablemente, a cualquiera de los ‘’free tour’’ por el casco antiguo de Madrid que salen de la Puerta del Sol o Plaza Mayor de Madrid. Para el turista, quizás sea suficiente pasear por calles del Madrid Antiguo y divertirse con las anécdotas que proclaman a viva voz ingeniosos guías aficionados. Preparar un ‘’free tour’’ es fácil, si se conoce la receta. Hay que memorizar algunos datos históricos sobre calles y personajes, amenizarlas con leyendas urbanas u ocurrencias graciosas y recitarlas fingiendo que se está improvisando. Cualquiera con dotes de empatía es capaz de dar un ‘’free tour’’. Total, el objetivo principal del ‘’free tour’’ es entretener al turista para que al final éste deje unos buenos euros de propina.
Muchos viajeros, en cambio, contratarán un guía oficial que les acompañe a un paseo privado por Madrid. Para el viajero es importante conocer no sólo el casco antiguo de Madrid sino que también otros barrios de Madrid que le aporten experiencias autóctonas y genuinas. El viajero agradecerá una descripción coherente sobre la evolución urbanística y sociológica de Madrid.
Respecto a anécdotas madrileñas, al viajero estadounidense le interesará saber, por ejemplo, que en el demolido Hotel Florida en la Plaza del Callao, se rompió la amistad que unía a dos antiguos colegas; Ernest Hemingway – que a la sazón disfrutaba ‘’a todo trapo’’ de la buena vida que le regalaban camaradas comunistas – y un desegañado John Dos Passos; quien muy pronto desenmascaró los afanes totalitarios de la jerarquía socialista . Si el viajero procede de Filipinas, querrá pararse frente a la vivienda donde José Rizal conspiró con sus compatriotas o, en el caso de que venga de Chile, dónde vivió Gabriela Mistral cuando fue consulesa en Madrid y, por que no, que le muestren esa Casa de las Flores que albergó a Pablo Neruda, García Lorca, Alberti, Salvador Dalí y Luis Cernuda, entre muchos más.
El turista participante de un ‘’free tour’’ es oyente pasivo de un guión repetido con mínimas variaciones por parte de voluntariosos chicos o chicas que lo que más habrán mamado de Madrid es un vaso de horchata en verano.
El viajero, por el contrario, es oyente activo y recibe una información personalizada. Su guía privado la va adaptando durante el desarrollo del paseo a las preferencias y carácter de aquél. Aquí no vale recitar de memoria. Sólo los nacidos en Madrid o los que hayan ‘mamado’ sus barrios durante años son capaces de recopilar y contar la mejor información que todo viajero merece saber.
Nuestros colegas de Madrid Museum Tours han estrenado en su web 6 Paseos por Madrid que seguro satisfarán las necesidades de todo viajero que se precie de tal.
Nuestra mutua directora, Irina Karasenko, nos explica algunos aspectos esenciales de estos nuevos tours privados para viajeros individuales que deseen ‘empaparse’ en la historia, cultura, arquitectura, urbanismo e idiosincrasia madrileña.
Una de las cosas que más gusta, y extraña a no pocos viajeros, es el buen estado de las fachadas de los edificios del Madrid antiguo. Muchas de estas fachadas esconden en su interior tesoros arqueológicos como restos de murallas, torreones y cuevas que suelen estar vedados a los turistas. Algunas estrechas y sinuosas calles del Madrid de los Austrias revelan su origen omeya, alrededor de 2200 años atrás. A muchos les cuesta entender que en 1561 un villorrio incrustado en el centro de España pasara a ser Villa y Corte, en lugar del monumental Toledo.
Tampoco lo habrá entendido el rey Carlos III cuando en 1759 entró en Madrid para que colocaran la corona de rey de España sobre su pequeña cabeza de protuberante nariz. “Dónde hemos venido a parar” se habrá preguntado el nuevo monarca. Él y su amada esposa Amalia de Sajonia, sufrida madre de una nutrida prole real. Malolientes calzadas y aceras salpicadas de boquetes, caserones miserables esparcidos por doquier, suciedad hasta donde quiera mirasen los reales ojos, lugareños que esconden sus fisonomías en ampulosos sombreros y enormes capas… Pobre Amalia, tal fue el disgusto que le produjo su nuevo destino que, entre esto y su ya de antiguo zaherida salud, se fue a una vida mejor tras tan solo 8 meses de estancia en tan infecto sitio.
Turistas y viajeros que arribaban a Madrid en la década de 1980, seguramente atraídos por los aires de libertad que invadieron la ciudad después del fallecimiento de Franco, caían de bruces en un Madrid Antiguo que les provocaba, no la muerte como a la desdichada reina de Sajonia, sino que malsanas experiencias y variadas sensaciones de asco. En efecto, la vida nocturna de Madrid estaba impregnada, por un lado, de Movida Madrileña y aroma a cannabis, manifestaciones de esos ansiados aires de libertad que inundaron a la sociedad tras 37 años de dictadura. Sin embargo, la otra cara de la moneda se reflejaba en el consumo desmedido de drogas y aumento consecuente de la delincuencia, inseguridad ciudadana, deterioro urbanístico y suciedad en el Madrid antiguo y aledaños.
La necesaria rehabilitación del Madrid antiguo y otros dañados barrios de Madrid comenzó en 1994. Durante 6 años las Autoridades estatales, regionales y locales llevaron a cabo en una vasta superficie de 320 hectáreas el plan de rehabilitación del casco antiguo de Madrid .
‘’Hablando en plata’’, los 316 millones de Euros que fueron invertidos por parte de las Administraciones en la total reconstrucción social y urbanística del Madrid Antiguo restituyeron la calidad de vida a sus habitantes a la par que recuperaron su atractivo para viajeros y turistas.
Madrid Museum Tours ofrece otros 4 paseos privados por Madrid Antiguo complementados c/u con distintos barrios de la ciudad que cautivarán a los viajeros.
Lavapies : La idea en que se basa este paseo proyectado por Irina es acompañar al viajero por la huella literaria, artística e histórica que dejaron en este popular barrio de Madrid Central grandes artistas y novelistas. En cada parada del recorrido, el guía oficial resumirá las obras más relevantes que se inspiraron en las multicolores calles y travesías de Lavapiés. Se pretende que por medio de entretenidos resúmenes de relatos de señeros autores, el viajero adquiera un mejor conocimiento de nuestra cultura y del lugar por el que está paseando.
Pío Baroja, Benito Pérez Galdós, Mesoneros Romanos, Valle Inclán, Arturo Barea, entre muchos más, escogieron Lavapiés como impactante marco escenográfico de algunas de sus tramas más sobrecogedoras. Capítulo aparte merece el eximio escultor Pedro de Ribera, uno de los más conspicuos habitantes del Lavapiés barroco.
Aún sobreviven en ciertas calles antiguas fachadas y portadas, vestigios de casas particulares y de nobleza que datan de los Siglos XV a XVIII. Estas portadas sirven al guía privado para hilvanar ilustrativas anécdotas de la vida en Lavapiés durante la época en que fueron construidas. Lo mismo pasa con las plazas de Nelson Mandela, Arturo Barea y la Corrala.
Lo mismo con las pintorescas placas ilustradas de cerámica de entrañables nombres como La Fe, Oso, Tres Peces, Encomienda, Rosa, Olivar, etc., que sobresalen en cada esquina.
¡ Placas, calles, plazas de Lavapiés que contienen historias para dar y tomar !
Lavapies también se benefició del Plan de Rehabilitación. Se reformó el entorno, se mejoraron los servicios públicos, se instaló en la Plaza de Lavapiés el Teatro Valle Inclán, surgieron interesantes propuestas de teatro alternativo, las maltrechas Escuelas Pías fueron transformadas por el arquitecto Linazasoro en un espectacular Centro Cultural que alberga algunas facultades de la UNED.
Sin embargo, la especulación fue la principal culpable de que el Plan de Rehabilitación no fructificara aquí del mismo modo que lo hizo en el casco antiguo de Madrid.
Un considerable número de inmigrantes ilegales se instaló en el Barrio de Lavapies, transformando a éste en la comunidad más multirracial de Madrid.
Asimismo, jóvenes seguidores de movimientos contraculturales / anticapitalistas han encontrado en Lavapiés un escenario ideal para llevar sus postulados a la práctica.
Pero por encima de ideologías y circunstancias sociales a la gente de Lavapiés le gusta reunirse, participar y, por supuesto, comer y beber.
En este barrio se hallan bares y restaurantes que albergan verdaderos tesoros gastronómicos, en espera de ser descubiertos por el viajero.
Y por todas esas cosas, y otras muchas más, merece mucho la pena pasear por Lavapiés.
Salamanca, Chueca y Malasaña :
Este Paseo se inicia en el antiguo barrio de Maravillas, hoy Malasaña. Su nombre actual se debe a una joven costurera de 15 años que fue fusilada durante la invasión napoleónica. Su delito, portar una tijera en su cesta de costura. Y resistirse a los soldados franceses que intentaron violarla.
Malasaña es un barrio de coloridas fachadas dieciochescas, adornadas de balcones de hierro.
Los nombres de sus calles revelan su pasado.
Por la calle de la Palma corría en el S. XVII un arroyuelo entre palmeras.
En la Corredera de San Pablo había una capilla donde los feligreses acudían a venerar al Santo.
En la Calle del Espíritu Santo cayó durante la Semana Santa, hace 400 años, un rayo que destruyó insalubres casuchas donde sus moradores practicaban hábitos licenciosos.
Malasaña es el barrio de la moda sostenible. Donde incontables tiendas de moda vintage animan a reducir las emisiones de carbono que produce la confección de ropa nueva.
Las Plazas de San Ildefonso, del Rastrillo y Dos de Mayo son 3 oasis de esparcimiento. 3 bares con terraza abastecen a su clientela a todas las horas del día. Sin embargo, es al anochecer cuando las terrazas alcanzan su máxima efervescencia.
En Malasaña sobreviven La Vía Láctea, Freedom y el Penta, bares históricos de la Movida.
Aquí en Malasaña ha renacido el Palentino, que se parece al original como una gota de pis a otra de agua.
Es que los tiempos han cambiado. Todo cambia. Malasaña se ha llenado de turistas de Airbnb.
Muchos vecinos han colgado carteles amarillos de protesta en sus balcones. Excesivo ruido nocturno. Imposible dormir por la noche.
Que no se preocupe el viajero. Su paseo con un guía privado por el barrio de Malasaña le descubrirá nombres y lugares que fueron protagonistas de célebres películas y novelas. Los típicos sitios que el viajero jamás encontraría si se ‘’perdiera solo’’ por estas vías.
A media tarde, el guía invitará al viajero a probar el mejor café con leche de la ciudad, lo cual no es poca cosa si se tiene en cuenta que en Malasaña hay un bar por cada 80 habitantes, más o menos ?
Chueca y Salamanca son más ‘’chic’’ que Malasaña. También su carácter es diferente. En realidad, cada barrio de Madrid posee una personalidad propia. Son inconfundibles, los unos de los otros.
A Chueca le está sucediendo algo parecido a Malasaña. El turismo le está quitando sabor autóctono. Qué remedio. Ya lo mencionamos anteriormente : todo cambia.
Por eso, antes que se mueran los vecinos de ‘toda la vida’ y los gays que arreglaron el barrio se muden a partes más tranquilas, hay que venir a pasear a Chueca.
¿ Por qué ?
Para no acabar visitando sólo los bares y restaurantes de moda, donde los viajeros que ahí se pierden terminan con la rara sensación que no han visto nada nuevo : La misma gente y ambientes ‘cool’ que pululan por Montorgueil, Peckham o Greenpoint.
¿ No le parece suficiente razón ?
Acompañe entonces el viajero a su guía por singulares muestras de arquitectura modernista para que le cuenten el espíritu de la época que forjó Chueca. Le hablarán de Unamuno, Machado, Baroja, Valle Inclán… De cuan dura fue la caída, cuando España perdió las últimas colonias de su Imperio. De cómo surgió por fin entre los intelectuales la preocupación por los desequilibrios sociales provocados por la ausencia de la Revolución Industrial. Y de que Chueca, a finales del S. XIX era el barrio universitario de Madrid. En sus bares y tabernas lucubraban estudiantes sobre ‘’ reformas imprescindibles’’. La filosofía había vuelto a las aulas.
Los burgueses liberales atravesaban horas bajas. La clase pudiente sobrellevaba con dignidad la crítica situación del país, como lo demuestran algunos elegantes retratos de Sorolla.
Pero la Universidad se mudó a otra sede, desaparecieron los estudiantes y su puesto en calles y tabernas fue ocupado por malandrines y más gente de mal vivir.
Chueca se convirtió entonces en uno de los barrios más peligrosos. Hasta su resurrección, a finales del S. XX, gracias a la llegada de población no binaria que restauró el barrio sin ninguna clase de ayuda estatal.
En suma, el modernismo fue una dura época que alumbró a la generación del 98 , cuyas características esenciales aprenderá el viajero, casi sin darse cuenta, en algún bar que ha sobrevivido a las modas y donde disfrutará de tapas preparadas con recetas de la abuela, en vez de esas ‘’ tortillas deconstruidas’’ que arrasan en los ‘’sitios cool’’.
Y para no cambiar de tema, ¿ Dónde se sirve la mejor tapa de tortilla española ?
Sorprendentemente, en el Barrio de Salamanca, hasta no mucho, el vecindario más ‘’pijo’’ de Madrid. Era el lugar predilecto de residencia de los madrileños ricos. No todos se han marchado. Se han quedado varios. Residen en lujosas viviendas de edificios señoriales. Y abajo, en sus calles principales, se encadenan ‘’boutiques’’ de diseñadores de moda local, restaurantes y bares donde se agolpa gente atraída por la merecida fama que disfrutan tanto los clásicos como nuevos ‘’templos del buen yantar’’ del barrio de Salamanca.
¿ Y la tortilla, qué ? Sin más titubeos la respuesta en 2 palabras : Casa Dani. Un bar familiar en el Mercado de la Paz donde el viajero podrá asimilar igualmente el refinado ambiente del sitio preferido de los vecinos para proveerse de víveres.
El paseo privado por los barrios de Malasaña, Chueca y Salamanca constituye un insuperable medio para que viajeros individuales disfruten de su rica y distinta personalidad. Y conozcan, de paso, importantes sucesos históricos así como la evolución urbanística de la capital de España
– Continuará –
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